viernes, 12 de junio de 2009

De Cangrejo a Conejo, Un nuevo clásico

Me gustan los restaurantes que no cambian. Esos de los que uno puede decir con seguridad que si te gustó en la primera visita, la segunda será igual de buena. Como De Cangrejo a Conejo, que en casi 10 años sigue intacto e igual de sabroso. Porque en este lugar la carta no se renueva según estación o tendencia de moda; aquí los platos se van o se quedan dependiendo de los más certeros críticos: su público.


Nuevas o viejas, hay preparaciones simplemente imperdibles. Para partir, sus súper crujientes rollos de salmón y camarón apanados en almendras y panko (pan rallado de origen japonés). Son tres y valen la pena. sobre todo. al mezclar el relleno enjundioso con su liviana salsa de queso con merquén. Igual que los ostiones al Roquefort, con personalidad y técnica, que vienen con una salsa de este queso francés en canastas de masa philo. Un dato: el sabor intenso del lácteo azul se siente liviano y casi imperceptible.

Y como bien dice el nombre del lugar, hay de cangrejo a conejo. Del primero, un pastel que llega en fuente de greda, el que después de romper su cubierta de queso dorado deja ver una textura cremosa y con un leve toque picante. Para el conejo, un plato más complejo compuesto de lomitos a la plancha en una salsa de mole —que le da un delicado sabor dulce—, acompañados de espinacas y papas al romero. En postres, todo es hecho por ellos mismos, incluso el imperdible helado de pistacho —mi debilidad personal— que viene con un brownie de chocolate nada de empalagoso. Para los más livianos, la espuma de guanábana es la perfecta alternativa de justa acidez y frescor.


Josefina Strahovsky
Agenda Urbana / La Tercera

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